Después de leer la carta que los seleccionados “Vip” mandaron a la FEMEXFUT, mi pregunta es, ¿Qué tipo de futbolistas hemos creado para llevar la representación nacional?
Cuando inician mencionando al futbol como el deporte mas importante de México mandan la primera señal de falta de ubicación. El futbol es el mas popular y el varonil de primera división el mas comercial. Pero no es el deporte mas importante de México ¿Imagina usted de veras a Maria Espinoza, Soraya Jimenez, Raul González, recibiendo sus medallas de oro diciendo dedico este triunfo a mi país en un deporte que no es el mas importante?
La falta de madurez sigue plasmándose cuando nunca, en toda la carta, hablan de algún tipo de compromiso hacia los colores de la playera que defienden. En ninguna parte se hacen responsables de nada, sueltan palabras como terrorismo y secuestro con una ligereza insultante y sobre todo la negación de aceptar a la figura de autoridad. Condicionan su convocatoria al TRI a la destitución de quien ademas de ponerles límites dio nombre y apellido a los excesos “espirituosos” que salieron a la luz y que según se ha ido dando a conocer, ni fueron los primeros y si ha sido de lo mas común.
A mi y a gran parte del público no nos interesa la vida íntima de un futbolista y menos si se las gasta de esta manera, pero si me interesa saber ¿por qué pese a que el futbol crece, el mundo avanza, las condiciones mejoran, los sueldos se incrementan, nosotros seguimos sin tener un nivel decente y consistente? Conocer en que gastan sus facultades físicas, psicológicas y éticas los depositarios de nuestras expectativas futboleras me ubica y me explica, por qué a México nunca le tocan los golpes de suerte, los triunfos sonados, los avances notorios. Yo no se si los extranjeros que vienen a ocupar las plazas que deberían usar los mexicanos también son inmaduros, pachangueros y cínicos, pero si estoy clara en que esos lugares seguirán siendo de ellos mientras los mexicanos no cambien sus futbo-leros hábitos, su papel como profesionales. Así también los mejores lugares en competencias de peso seguirán ocupándolos otros países, los mas responsables, los mas centrados, los mas maduros, los mas profesionales y tal ves no los menos fiesteros pero si los mas selectivos en el momento en que las arman y la consecuencia de las mismas.
Nuestro futbolista las quiere todas a favor y ninguna en contra, la frase dice, “como eres en la vida eres en la cancha”. En la cancha las quieren todas a favor aunque no las merezcan, aunque no las trabajen, aunque ni siquiera existan. No aceptan ninguna en contra aunque la provoquen, aunque la merezcan, aunque la reciban. Lo vemos cada semana con “la cultura del engaño”, en exagerar, en perder la cabeza y luego negar lo evidente.
Debemos desde muchos ámbitos hacer mejores futbolistas, mas responsables. El modelo “adolescente perene” ya caducó, no aplica para una época donde para el futbolista no todo es estar en una cancha pateando la pelota. Por que el jugador mismo se salió de ahí, ahora también se para frente a una cámara anunciando algo, junto a una marca promocionando estatus, dentro de un antro “relajando” presión, atrás de una causa ayudando al futuro de alguien o dentro de una carta perjudicando el suyo.
El futbolista mexicano de ahora debe ser distinto, debe madurar, debe aprender y asimilar que merece el derecho pero también tendrá obligaciones. Que el reflector, lo quiera o no, también trae consigo el deber del ejemplo, que el trabajo físico debe ser sustentado con la disciplina deportiva. Que está ahí por su desempeño en la cancha y que para ello se requiere de equilibrio en lo físico, lo mental, lo emocional, lo económico y lo mediático.
El directivo debe asimilar, le convenza o no, que el futbolista requiere de ese equilibrio y que él como directivo, patrocinador, dueño de equipo o medio, también tiene obligaciones y derechos que respetar. Basta de pantalones largos y abusos interminables, basta de pantalones cortos y compromisos a medias.
Hemos formado futbolistas que “se viajan hechos a mano” pero son las piernas lo que les tiemblan a la hora de enfrentar retos fuertes y no habló de penalties, hablo de situaciones graves.
Mientras esto no cambie de fondo, a la evaluación, al análisis de las actuaciones de nuestros futbolistas, de nuestros equipos, tendremos que agregarle la variante del “fiestómetro”. Por que según denuncia la mayoría de directivos, exjugadors, jugadores y medios, siempre ha existido, la diferencia es que ya se supo. Basta de decir dónde se debe lavar la ropa sucia, es momento de dejar de ensuciarla tanto.
Los seleccionados insisten en que debemos escabecharnos al mensajero y desestimar el mensaje, los directivos pretenden desvirtuar el mensaje, yo creo que debemos pugnar por mandar otro tipo de mensaje a los jóvenes que aspiran a ser futbolistas profesionales.
Y para eso habríamos de jugar otro tipo de cartas, cartas abiertas y no marcadas por los rituales tan chanclas, de corrupción económica y moral que se fomentan desde fuerzas básicas. Cartas chuecas que elaboran equipos con doble contrato y aceptan los jugadores con doble moral, cartas vitalicias y leoninas que establece el pacto de dueños no permitiendo que el jugador sea libre cuando le toca, cartas de renuncia, la renuncia a sus derechos firmada virtualmente por el jugador al no atreverse a ser un gremio asociado que lo fortalecería verdaderamente.
Juguemos mejores cartas, dejemos estas cartas sin razón, dejémoselas a Eufemia y acabemos de un jalón.