Que padre debe ser, que cuando uno se vaya, todos sientan que como que les hace uno falta.
Hoy quienes gustamos de no tomarnos las cosas tan en serio (ya sea de tiempo completo o de entrada por salida) nos sentimos medio huérfanos, medio viudos, medio solos.
German Dehesa se fue con su jarocha existencia a pesar de haber dicho “ a mi la muerte no me gusta por eso pienso dejarla para lo último”. Pero ella, a quien desde ancestrales y tradicionales tiempos nosotros los mexicanos también la hemos sabido convencer del jolgorio, ávida supongo, de alegrar su existencia, vino y se lo llevó.
Hombre de letras, pero no de esas letras que se ordenan de tal manera que hacen sentir a años luz del abecedario a muchos, no, el era de esas letras que se ordenaban de manera puntual y elocuente para decir “Mis Tías las Gordas” y que todos de inmediato estuviéramos viendo a nuestras tías de generosas carnes riéndose y riéndonos con ellas. Esas letras para recordarnos lo mexicano que existe en la palabra argüende y desmoche. De esas letras que podían ponerle a una perrita el nombre de CAPUFE, estableciendo un indestructible camino y puente emocional y humorístico entre el can y la querida querido lector. De esas letras que puestas de manera comprometida le recordó 1892 veces a la presidencia de la república los asesinatos de mujeres en Cd. Juárez e igual número de veces le preguntó a Montiel si podía dormir despues de lo que ha hecho.
Letras acomodaditas con ingenio, con cariño, pero sobre todo con un humor recargado en lo nuestro, en la dosis exacta de realidad, que como el decía, podía resistir un mexicano antes de convertirlo todo en comedia.
Así, con buena letra y mejor humor siempre repartía elocuentes “sapes” a políticos, vivales, y demas personajes que a su entender, y parecer de muchos de sus lectores, sin el menor empacho se dedicaban a darle en la torre a este pais, que si no ha sido perfecto solía ser calido, habitable, recomendable y cuando se requería ¿por que no? muy almidonado para quien gustara venirlo a visitar.
Yo desde que lo descubrí, lo lei siempre de muy cerquita, y también un día lo vi de lejitos. Pocos personajes han constituido una mejor “planta de luz” para quienes extrañamos y olvidamos muchas cosas simples y esenciales de nuestra cultura. Desde las costumbres hasta las palabras. Si nunca lo leyó, no se precupe, la maravilla de este personaje es que de alguna manera siempre estará ahí, dispuesto a presentarse a traves de sus libros y columnas. Por que el a las palabras siempre las sacaba a pasear.
¡Hijole! yo si como que siento que me salió una arruga en el corazón, por Angel su hijo y mi cuate y por el vacío que queda en un pais donde la diaria columna de Germán nos ponía de buenas a reflexionar. No es como que terminó una temporada y viene otra, no es como que no pasamos a la liguilla, no es como otro proceso fallido, como un cambio de técnico que siempre viene algo mas, un nuevo dia, año, torneo, proyecto. No, ya no, ya no habrá mas columnas “Dehesas”.
A muchos nos va a hacer falta saber de el, por que saber de el, era saber del México ciudadano, cotidiano, calido, real y humano por el que vale la pena seguirle ¿Quién nos va a recordar que hay sabores, sones, dichos, albures y costumbres que nos hacen sentir orgullosa y entrañablemente mexicanos?
Descanse en pants (de los Pumas) un hombre de buen vivir, de gran decir, de extraordinario escribir y de un envidiable don de saber y hacer reír. Que es a mi entender, el mas noble y saludable de los deportes.
Geo, de todos los artìculos que he leìdo en honor a Germàn Dehesa, he de decir que este es el que me pareció más atento, más emblemático y sobre todo; más auténtico. Es una referencia escrita y pasmada de quien es, fue y será el retrato del México ciudadano. En serio, muchas felicidades, me gustó demasiado este homenaje tan merecido que le haces.
ResponderEliminar- Humberto