miércoles, 2 de diciembre de 2009

El ojo (alegre) del Tigre

El mundo ahora es una ventana indiscreta, con todos los instrumentos de comunicación que hay y a la velocidad que esta corre, esta cañón, que un famoso haga algo y pase desapercibido. Cada ves es mas real que al estilo CSI, quien hace algo es descubierto y a la ves encubierto.

Faltó que Woods negara que anduviera bailándole el ojo y el “birdie” extra maritalmente, para que salieran a la luz, dos damiselas en labores de acompañamiento sin licencia de “cadies” y no precisamente en campos de golf. Lo que cala a los gringos, a la prensa sensacionalista y al fan en general, no es tanto que alguien falle, sino que mienta. No será el primero y desgraciadamente el último que caiga en la tentación de poner el cuerno, el ser famoso no lo hace infalible, pero el ser un ídolo lo obliga moralmente de alguna manera a ser sincero y ejemplar. Si lo segundo no se te da, pues cumple con lo primero.

Las marcas asocian su imagen a la del campeón, a la del ídolo este la acepta encantado y participa fomentándola con anuncios y eventos, a cambio recibe una lana, pero ahí no termina el asunto, a cambio también esta el compromiso de preservar y mantener esa imagen. Si no puede por que su naturaleza humana, tigresa u ojo alegre no se lo permite, pues que lo diga y que sean los patrocinadores, fans y público quienes actúen en consecuencia de la verdad. En pocas palabras, “se que no eres perfecto pero si me mientes eres mas imperfecto de lo que creí”. Tiger deberá ser valorado por lo que hace en el campo de golf y a lo mejor en alguna otra causa altruista, pero no será mostrado como un modelo de perfección y ejemplo moral, dirá usted, ¿y eso qué? Si nadie lo somos, si pero al ídolo deportivo, al héroe, a los intereses que lo rodean y a cierto sector del público, le gusta creer que si. Renunciar a semejante posibilidad divina por la aceptación de la realidad humana, no les resulta tan fácil.

Woods no dejará de ser el mejor golfista de la historia y su presencia en los torneos no demeritará al deporte, pero mientras siga cometiendo boogie tras boogie mintiendo sobre lo que en realidad ha dado origen al mote del Tiger, lo van a perseguir. No cualquiera acepta dejar de ser ejemplar por solo ser popular.

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